París


Séptima parte.


La Gauche

Sillón. Computadora. Leo en lemonde.com sobre la marcha nacional contra la modificación de la edad mínima de la jubilación, en vez de a los sesenta la pusieron a los sesenta y dos años, y eso es un scandale. Es también una marcha contra el gobierno en términos más generales. En París, uno de los puntos de encuentro era en Montparnasse, a pocas cuadras de la casa de mi tía, y fuimos para allá. Si hubiera un cuadernillo anexo en los libros de viajes con eventuales, uno de los must del circuito sería participar de una marcha contra Sarcozy. Dos motivos fundamentales: el primero político y obvio; el segundo, transitar la ciudad de una manera que difícilmente sea posible sin esa condición. Sin estar desbordante (los medios después arrojaron cifras más optimistas), había bastante gente y la cita final era en La Bastilla.

Escuchar las mismas melodías que suenan en Callao y Montevideo pero en tonito francés, es un total chic-révolutionnaire. Había minas con megáfonos, los tonos agudos terribles que les aparecen a las mujeres con micrófonos en las marchas aparecen acá también. Estaba la CGT, que para qué traducir, y puestos desde los que salía olor a choripán versión voilá. La cita empezaba en la Rive Gauche y terminaba en la Rive Droite. Eso significaba que había que atravesar el Sena, y debo confesar que el cruce del Pont d’Austerlitz fue un momento de auténtico turismo de izquierda. Me acerqué a la baranda para mirar con romanticismo el río, con el pueblo francés gritando atrás. Magnánimo. Por supuesto, tomé una foto moviendo el cuadro hacia la izquierda, pero algo misterioso me impidió ponerme de acuerdo conmigo misma, encontrar unidad y llevar a cabo una simple acción coherente; así que igual tomé la foto en la que se me notaba en la cara la burguesía campante del turista florido que está contento paseando por París, sea cual sea la situación política en que se encuentre la Francia entera. Un asco. Eso sí, París, un escándalo, salió divina en la foto. Entre la gente y el ruido estaban mi tía y unos amigos. Con ellos fuimos a tomar un café obligado después de las casi tres horas de caminata, y en el bar hablamos de Ciencia y de Universidad. Vive La France.

Al volver a casa, otra vez internet, Le Monde. Ahora le toca a Chile, los mineros que están en todas partes. Vemos los videos, la increíble historia de esos tipos. Me comentan por teléfono que en Buenos Aires todo el mundo habla de eso y vemos a uno que sale con anteojos negros a la superficie, besa largamente a su mujer, se abraza con los rescatistas, reparte piedras de allá abajo, lo ponen en la camilla, se lo llevan al hospital. Mientras pasa todo eso, puedo ver por la ventana que París sigue ahí, como siempre. Si me muevo hacia la izquierda alcanzo a ver a la Torre Eiffel que empieza a iluminarse. La marcha acá, la mina allá. Qué raro es todo, pienso, la de cosas que pasan al mismo tiempo.


Les escribo desde el vuelo de Easyjet. No sólo no ofrecen ni un vaso de agua (más bien lo venden), sino que los asientos son más chicos que los de un micro y no se inclinan ni siquiera una posición. Rectos, punto. Por la ventanilla abajo veo el colchón blanco que forman las nubes. Desde el micrófono el azafato nos avisa que se acerca el final del viaje. Él lo dice en un sentido. Yo lo pienso en todo sentido. Nos miramos y coincidimos cómplices por un segundo, con el azafato.

Cariños,
Vera







Comentarios

  1. Verita, no te dejes engañar, hay poca conciencia revolucionaria: van por el crépe y el Don Perignon.
    Baci,
    Gigli
    PD: lo del Convento de Señoritas te lo tomo únicamente como destino exótico, ¿si?

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  2. Salut ma chérie Perla, te tenía abandonada disculpame pero me agarró el frío con vestido corto en un casorio y me dejó de cama, ni ánimos para escribirte con lo que me gusta, por favor. Perla vos también cuidate, que no te arrastre la turba enloquecida a ver si te llevan a lugares indeseados...pensándolo bien dejáte arrastrar. Perla, Yo te dije que cuando era joven fui a Paris? se, nunca lo había dicho mirá vos lo que me sale ahooora, tuve un historia de amor en Paris Perla (PP), un romance de cuatro días Peeerla, te lo cuento y me vuelve la emoción, encima lo miro al Norber y me quiero mataaar. Pucha che, que lindo que andes por ahi pero igual cuidate Perlita, haceme caso.

    Qué fue lo del convento? por donde anduviste? te querés hacer monja? Naaaa. YO también estuve en un convento Perla, pero te lo cuento la próxima..

    à tout à l'heure!
    Je t`embrasse
    Bisous

    Perla noire

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  3. Don Gigli, usté lo ha dicho, los parisinos son más putas que París mismo, pero con qué encanto lo llevan, van todos perfumados, París parece una gran milonga, valgame Dios.

    Perla Noire, qué alegría leerte de vuelta. Tratá de no hundirte en la melancolía de un amor parisino de cuatro días, fijate que al Norber le faltarán pelos en la cabeza, pero al final él es quién pone el Poxiran a cada plato que se rompe en Corrientes y Junín. Y por favor, mandales un saludito a las chicas, a Mabel, a Dora, a Esther... me imagino que la bufanda debe andar de larga...

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